<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d4440242996952641836\x26blogName\x3dAlcoba\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://alcobadepadres.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://alcobadepadres.blogspot.com/\x26vt\x3d1585558360811473837', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>


Ví­nculos: Vida de Familia | Traducciones disponibles | Vida de un psicólogo | Conócenos

 

Photobucket - Video and Image Hosting

    | Un error lleva a otro...

    En el momento que atravesaba Juan, a sus 39 años, no había un día que llegara a casa sin explotar violentamente con su esposa Isabel, de 36.

    A pesar de no haberla agredido físicamente, todo parecía indicar que era inminente que ello ocurriera, pues con el paso de los días la violencia se había acrecentado, pasando de los gritos a los insultos y de éstos a echar por tierra todo lo que adornaba la casa.

    Andrés y Esteban, sus hijos de 9 y 7 años, habían empezado a tenerle mucho miedo a su papá, e Isabel ya no sabía cómo responder a las preguntas que le hacían, ella tampoco entendía los cambios de su esposo, puesto que en esas condiciones se había vuelto imposible dialogar.

    Todo empezó a cambiar 2 meses antes, cuando por un error de su marido, Isabel no llegó a comunicarse con su padre, antes de fallecer.

    En la mente de Juan daban vueltas y vueltas las palabras que Isabel le expresaba en momentos de gran ira y desesperación, advirtiéndole a su esposo que a partir de ése instante nunca más estaría dispuesta a perdonar uno solo de sus errores, ni a admitir una sola de sus palabras.

    Publicado por Vaso dispuesto a las 9:56 a. m.,

    0 Haga su comentario:

    Publicar un comentario

    << Home